TESTIMONIO: SACERDOTES DE CRISTO EN TIERRAS DE LA DISPENSACIÓN DE PAZ

“Estuve preso y me fuiste a visitar, con hambre y me diste de comer, con sed y me diste de beber” (Mt 25).

 El día Viernes 11 de octubre nos solicitan visitar a un joven detenido en la cárcel de Arequipa. Vamos a este servicio sacerdotal y en el lugar nos atiende el oficial a cargo del turno de tarde; al inicio con alguna reticencia y un dejo de molestia incluso, por no ser familiar para él que una mujer se presente como sacerdote con autoridad espiritual y en visita a un detenido. Le entregamos nuestra credencial sacerdotal y finalmente nos permite entrar al sector de celdas. Allí nos conduce hasta este joven, quien nos recibe. Un lugar compartido por otros detenidos quienes reaccionan ante nuestra presencia con curiosidad y otros algo incómodos.

Lo primero es hablar entonces sobre las causas de estar en ese lugar a este joven y conocer lo que ha sido su reflexión durante esos días de detención y claro, dadas las condiciones del lugar los demás detenidos escuchan y cada vez con mayor atención al punto que llega un momento en que todos escuchan en silencio. La conversación se torna hacia lo concreto del arrepentimiento…

Arrepentimiento

… Arrepentirse de verdad y de corazón es una clave espiritual, es decir el tomar conciencia profunda de aquello de lo cual debo arrepentirme, sus causas y por ende sus efectos, hace que haya la posibilidad del Perdón de Dios. No sirve el arrepentimiento únicamente sobre los efectos de la acción, porque es necesario ir a las causas en modo que el nivel de conciencia que se alcanza impide que se vuelva a caer en el mismo hecho. Un punto final, un nunca más por la convicción interior de que lo mal que se ha hecho atenta contra sí mismo, contra otros y contra Dios.

Tampoco es arrepentimiento real, profundo y sincero cuando lo declara el que ha sido sorprendido, eso es formal, aparente y no tiene la honestidad necesaria para poner fin a las acusas que han movido la mala acción, y por tanto no puede aspirar a recibir el perdón de Dios.

Perdón

Es efectivo cuando el arrepentimiento es verdadero, de una profunda honestidad interior. El Perdón de Dios sucede y permite iniciar una senda de transformación real y esa es la claridad y la ayuda que ofrece nuestro sacerdocio.

Ahora, la sociedad se sustenta también en un Marco Legal que castiga la transgresión a dicho orden, por lo tanto quien comete un acto reñido con la legalidad de un país debe someterse a los efectos legales de tal decisión. Debe saldar su deuda con la sociedad. Es decir el Perdón de Dios no exime de pagar la deuda con la sociedad, pero es vital en la transformación del arrepentido. Por eso es una clave, porque independientemente de la condición legal, el ser puede iniciar una nueva vida y aun siendo condenado por la Justicia de los Hombres, ante la Justicia de Dios está recomenzando como un ser nuevo, alguien que no volverá sobre el mismo error.

Luego de estas y otras claridades en relación a lo declarado en particular por este joven, le ofrecimos la Oración Crística, aquella en que Cristo Dios interviene por la declaración de Fe del que la solicita, según sea Su Voluntad y por la Visión que Cristo Dios tiene de lo que hay en el corazón de los Hombres.

Al terminar unos hombres se levantan de su lugar en la celda y solicitan oración. La sacerdote mira y ve llanto en algunos y otros que abiertamente declaran querer cambiar. Ofrecemos entonces oración a los otros exhortando al espíritu que en ellos habita dormido, pero que ha de ser despertado por el Poder de la Oración y que es la hebra divina en cada ser, que puede conducir a la transformación. Misericordia y Poder de Cristo quien Juzga, nosotros solo servimos y ejercemos Poder espiritual en Su Nombre.

Finalizado el servicio algunos detenidos nos piden volver, porque quiere ayuda para cambiar.Salimos y el oficial está mucho más confiado incluso nos pide regresar porque nos dice que hay detenidos que necesitan el derecho a confesión.

Cordiales nos despedimos para regresar el día en que entregamos socorro, ayuda y consejo espiritual y traer la Voz de Cristo allí donde más se necesita.